lunes, 23 de mayo de 2011

¿El Retorno de Zelaya detendrá la venta de Honduras?


Por Laura González C. / http://dcdencia.blogspot.com/


La salida de Zelaya el 28 de junio de 2009 fue el comienzo de una era de violencia y sufrimientos para el pueblo hondureño. Un ola de violencia que responde a una lógica, que no es otra sino la de la venta de Honduras.

Según el Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en Honduras (COFADEH), hay “un promedio de más de 16 personas muertas en forma violenta, cada día en todo el país, en total impunidad”. La cifra en sí misma es impactante, pero se torna aún más crítica al comprender quiénes eran estas personas y cuál fue el crimen que cometieron para haber sido asesinadas (en muchos de los casos de forma brutal). Periodistas, campesinos y personas vinculadas a la Resistencia Hondureña (aquella que nació como una forma de oposición al golpe) han sido las principales víctimas.

En la guerra que se instauró en Honduras después del golpe no queda más que preguntar, qué tenían en común estas personas para convertirse en un blanco de los golpistas; pues los periodistas por hablar lo que no se debe, los de la Resistencia por Resistir y los campesinos por poseer aquel bien que se ha convertido en el nuevo motín de la cruzada imperial que viven nuestros países latinoamericanos, la tierra (ni tan nuevo). Todas estas personas se han convertido en un obstáculo para aquello que se empezó a edificar en Honduras, desde el mismo instante en que se consumó el golpe de Estado.

Si antes en el continente los golpes de Estado eran dados por figuras militares, que se posesionaban como dictadores, escenario en el cual se procedía a la implementación agresiva de medidas neoliberales, pues ahora la historia no ha cambiado mucho. La diferencia que se aprecia, es que los dictadores ya no están de moda, a cambio se colocan en el poder a unos cuantos personajes que son totalmente funcionales a sus intereses, no sin antes pasar por unos procesos electorales fraudulentos para que nadie dude de que hay “democracia” (Haití también puede contar sobre cómo es que se hacen estas farsas electorales).

Y las medidas económicas de claro matiz neoliberal que se implementaban a la fuerza en la época de las famosas dictaduras en América Latina, han vuelto a la escena bajo el eslogan del “desarrollo”. La muestra más evidente de este intento desenfrenado por poner a la venta todo es el evento Honduras is Open for Business. Los golpes de Estado no pueden entenderse como algo diferente a la persecución de intereses económicos. La guerra y las masacres en nuestros países siempre han sido por los recursos, entonces por qué tendrían que tener una lógica diferente ahora.

Los proyectos de Honduras is Open for Business suman una cantidad impresionante de millones de dólares a invertirse (cantidad casi equivalente al PIB de Honduras en el 2010), y su diversidad y alcance geográfico nos lleva a pensar en el cuidado con el que se han previsto varios aspectos para poder implementarlos: geográficos (condiciones del medio), económicos (costos), recursos humanos (condiciones laborales), jurídicos (todas esas leyes que legitiman la explotación) y políticos (estabilidad).

Este último aspecto es de vital importancia si se quiere entender las medidas represivas que se tienen pensadas para Honduras con el objetivo de venderla. La “Estabilización” que parece se ha convertido en la bandera de conquista del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, la cual va plantando en cada país que visita, hace referencia a la necesidad de controlar aquellos factores que no permiten instaurar un clima de estabilidad y seguridad, según la conceptualización de laONU. Lo que en la práctica quiere decir, controlar todo aquello que no sea funcional al orden que se pretende establecer.

En medio de esta cruzada imperial es que Zelaya va a regresar. Para garantizar un retorno no tanto tranquilo como seguro (en la medida en que no lo maten, como se denunció recientemente), se firmó el Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de Honduras, este 22 de mayo. ¿Qué se reconcilien quiénes? ¿Qué se consolide qué cosa?...

Al pensar en “Reconciliación” no puedo evitar imaginar a una pareja de enamorados que discute un día y que al día siguiente se reconcilia haciendo el amor, para lo cual tiene que haber, evidentemente, un diálogo mínimo entre las partes implicadas. ¿Qué diálogo puede haber en Honduras, cuando pocos días atrás se manifestó que hay una guerra declarada contra los campesinos del Bajo Aguán?

Y, por lo tanto, la pregunta lógica que surge es: ¿El retorno de Zelaya va a detener la venta de Honduras, que se ha develado como el fin último del golpe de Estado?

Este regreso ya está siendo cuestionado por varias personas, pues el Acuerdo citado no refleja ni un poco de lo solicitado por la Resistencia en otros espacios como el Foro de Sao Paulo llevado a cabo en Managua, hace poco. Además es difícil pensar que el retorno de Zelaya puede detener aquella multimillonaria conquista que se ha emprendido en Honduras.

Pero en fin, de darse el retorno de Zelaya, si bien no se podrá detener la venta de Honduras será una buena oportunidad para hablar de lo que realmente pasa, para gritar a los cuatro vientos que en Honduras se ha desatado una cacería de brujas de las mismas que vivimos hace 20, 25 años; sólo que las brujas se han cambiado de trajes, porque ellos aprenden de la historia.

Ese día, Honduras estará en los ojos del mundo, por lo que será una buena oportunidad para que la Resistencia denuncie lo que realmente sucede en ese pedacito de tierra centroamericana: un intento de recolonización.  Hay que aprovechar la coyuntura y retomar aquella fuerza que ha caracterizado a la Resistencia hondureña, pues es un instante que no se va a repetir dos veces.

Convertir los problemas en ventajas… Sun Tzu

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