Nos han proveído con la copia de un documento fechado 8 de junio de 2011, emitido por el Sindicato de Trabajadores del Instituto Hondureño de Antropología e Historia.
El pronunciamiento es motivado por la noticia de que “individuos particulares con ambiciones partidistas tienen la intención de reestructurar el IHAH”… y “poner en gran peligro el patrimonio cultural de la nación”.
Reiteran la acusación de que el actual gerente del IHAH ha contratado personal no calificado por motives políticos, objetando con esto que el IHAH, con su única misión, “no debe ser manejado como si fuera una agencia de colocación para individuos particulares y/o arreglos políticos”.
A continuación el punto más importante del pronunciamiento:
"Por medio de información oficial es de nuestro conocimiento que el día de hoy será presentado a discusión en el Congreso Nacional un proyecto que incluye en uno de sus puntos la transferencia de los ingresos por venta de boletos de entrada al Parque Arqueológico de Copan a la municipalidad de Copan Ruinas, situación contraria a la supervivencia del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, ya que los fondos obtenidos por el parque son los que sostienen la labor de protección y conservación del patrimonio cultural en Honduras."
Basado en detalles publicados por Dario Euraque en su libro El golpe de Estado del 28 de junio de 2009, el Patrimonio Cultural y la Identidad Nacional el parque provee un ingreso crítico para que el Instituto cumpla su misión. Transferir este ingreso a la municipalidad de Copan es una propuesta escandalosa en muchos sentidos.
Esto dejaría al IHAH con la responsabilidad de gerenciar y preservar el sitio arqueológico pero sin los recursos financieros necesarios para dicha actividad.
Siendo así, este patrimonio de herencia mundial quedaría reducido a una atracción turística netamente generadora de ingresos. Si bien esto puede impactar a los lectores internacionales que han disfrutado de una visita a Copán, el propósito del Instituto Hondureño de Antropología e Historia es manejar sitios históricos como puntos de referencia para la población de Honduras bajo el entendimiento de su historia, herencia e identidad.
Y por supuesto, esta es la demostración última—en ambos sentidos, el más reciente y el más inimaginable—de la erosión en el manejo del patrimonio cultural que comenzó cuando el régimen de facto de Roberto Micheletti politizo la Secretaría de Cultura y el Instituto.
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